Los quemadores diésel, como su nombre lo indica, funcionan bajo ese tipo de combustible líquido. Las principales características que los definen son:
- Se comercializa en volumen, es decir, en densidad (0.825/0.880).
- Su viscosidad mide la resistencia interna que presenta al fluido.
- Su punto de inflamación da una idea de la cantidad de compuestos volátiles que puede tener el combustible. Es decir, la temperatura mínima en la que los vapores originados en el calentamiento se inflaman.
- Su punto de enturbamiento donde la temperatura mínima forma cristales de parafina que son los de mayor punto de congelación y los más pesados.
Por su característica líquida, se debe evaporar el líquido a modo de facilitar la reacción combustible – comburente. Para lograrlo, se incrementa la superficie de contacto entre ambos y esto provoca gotas de combustible de diámetro muy pequeño.
Si la pulverización no es adecuada, es decir, gotas demasiado grandes en diámetro; la combustión será con una concentración muy baja en oxígeno. Esto generaría una combustión incompleta que da pie a la producción de inquemados y hollines.
Para evitar esto, los combustibles líquidos como el diésel deben presurizarse previo a su mezcla. A través de la cámara de combustión mediante inyectores que permiten esa pulverización requerida.
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